GALERÍA ARTÍSTICA

POESÍA VISUAL

La poesía visual es una forma de poesía experimental en la que la imagen, el elemento plástico, en todas sus facetas, técnicas y soportes, predomina sobre el resto de los componentes. Esta forma de poesía no verbal, constituye un género propio, y en el campo de la experimentación, sus creadores se mueven en la frontera entre los géneros y las artes, como la pintura, acción poética, el teatro, la música y la misma lírica discursiva, dando lugar a diversas formas de poética: poesía visual (concretismo, letrismo, semiótica), poesia objetual, poesía fonética, poesía sonora, poema acción, pseudovisual.

FRONTERAS

Las fronteras fingen separar lo que de hecho no puede separarse..

La influencia reciproca dentro del sistema e igualmente entre el sistema y su medio ambiente se regulan por el concepto de fronteras. Esto crea una persistente alineación de nosotros mismo, de los otros y del mundo.

Cuenta el Génesis que una de las primeras tareas confiadas por Dios a Adán fue dar nombre a las plantas y los animales. La parte más importante de su tarea era el proceso de selección como tal, tenia que aprender a trazar mentalmente una demarcación entre los diversos grupos de animales y plantas. Tubo tal éxito que aún hoy pasamos buena parte de nuestra vida dibujando fronteras

OPULENCIA & POBREZA

La abundancia y la carencia de lo necesario para el sustento de la vida, son los opuestos, el producto directo de la frontera capitalista y materialista.

BELLO &  FEO

¿Dónde está la línea que separa algo bello de algo que no lo es? Estamos en una sociedad en la que es el lápiz de la publicidad y la moda el que traza la frontera entre lo hermoso y lo feo, lo agradable y lo desagradable.

Esa frontera es hoy tan gruesa, tan firme, y ha calado tanto en los jóvenes que ante el rostro humano esculpido por los años y las duras experiencias de vida no ven sino fealdad, algo repugnante que hay que apartar de la vista.

Esta sociedad del “cuerpo danone”, de las siluetas de modelos ha creado una frontera cerrada, un gheto para hermosuras prefabricadas de estiramientos y silicona del que ha sido exiliado y proscrito todo lo que remita al paso del tiempo, a la vejez.

La frontera es tal que impide que una mano joven se atreva a cruzarla y recorra con su tacto una piel marcada por el sufrimiento.

ALEGRÍA &  TRISTEZA

Las fronteras divisorias entre lo agradable y desagradable, entre lo placentero y doloroso están mas en la geografía subjetiva de cada persona que en el territorio de lo “real”. A unos les genera placer lo que a otros desagrada, molesta e incluso duele. Paradójicamente un placer excesivamente intenso se torna doloroso.Las fronteras divisorias entre lo agradable y desagradable, entre lo placentero y doloroso están mas en la geografía subjetiva de cada persona que en el territorio de lo “real”. A unos les genera placer lo que a otros desagrada, molesta e incluso duele. Paradójicamente un placer excesivamente intenso se torna doloroso.

Dolor y placer, aparecen en el mundo de la naturaleza y para ella no son motivo de preocupación. No le angustia el dolor futuro ni se queja del dolor pasado; todo parece muy simple y muy natural.

Para un niño, el cuerpo es la única fuente de placer y al mismo tiempo de dolor y de conflicto con los padres, esta línea entre cuerpo y mente es ajena a nosotros ya que de algún modo, no se encuentra presente desde nuestro nacimiento. Y solo establecemos limites cuando llegamos a la madurez

APARIENCIA & REALIDAD

La pugna apariencia-realidad hace que no encontremos una imagen exacta y aceptable de nosotros mismos. Esta imagen es deformada en el intento de hacerla más aceptable y negamos algunas facetas propias. Con ello creamos una imagen fraudulenta, inexacta, una persona, una mascara, en realidad creamos lo que no somos.

Y finalmente acabamos creyendo en esa imagen creada; tomando como real lo aparente. Creo ser el personaje que actúa, confundo mi esencia con los roles que desempeño, cedo la soberanía de mi vida a un tirano ilusorio que continuamente necesita ser alimentado, alabado, reconocido, aclamado. ¿Qué ve el mundo cuando se asoma a mi cara? ¿Lo que aparento ser o un misterio insondable que no tiene nombre?

La apariencia puede ser la manifestación visible de mi verdad interior o una simple fachada, un disfraz que oculta mi realidad más auténtica.

CUERO & MENTE

La mayoría de nosotros, cuando nos preguntamos ¿quién soy?, nos sentimos como si cabalgásemos en nuestro cuerpo y la frontera la trazamos entre la mente y el cuerpo, identificándonos con la primera hasta tal punto de tener la sensación de que vivimos en la cabeza, como si en el cráneo tuviéramos un ser humano en miniaturas que diese ordenes al cuerpo.

Cada vez que respondo a esta pregunta trazo una línea que me separa y, casi siempre, me enfrenta a lo que queda fuera del espacio demarcado por la respuesta. Así se inicia una lucha sin cuartel entre lo que creo ser, lo que quiero ser y lo que, de ninguna manera, reconozco como parte de mí.

Es cada célula, cada músculo, cada rincón de mi cuerpo el que se siente afectado por el más mínimo pensamiento, por la emoción más sutil.

QUIEN VE & LO VISTO

Cuando miro cuidadosamente el campo visual, casi parece como si estuviera colgado en el espacio, suspendido en la nada. Y sin embargo, consiste en un diseño infinitamente rico de luces, colores y sombras que se entrelazan y toman aquí la forma de una montaña, allá la de una nube, la de un río más abajo. Pero, aparte de todas las visiones que puedo ver, hay una cosa más que no puedo ver por más que fuerce los ojos: no puedo ver a quien ve este campo visual.

Cuanto más trato de ver a quien ve, más me intriga su ausencia. De siempre me pareció natural suponer que yo era quien veía cosas y cuando busco ese <> no encuentro rastro de él. Si insisto en verle, lo único que encuentro son las cosas vistas. Y es porque estoy dentro y no fuera.


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